08 de desembre 2008

Sessió 4. Creixement moral


A la sessió 4 vam poder escoltar un fagment d'una conferència de Manuel Segura on parlava sobre el creixement moral i la manera com es pot aplicar a l'aula amb el nostre alumnat. Una de les maneres que proposa ell és a través del dilema moral.
S'exposa un dilema adequat a l'edat de l'alumne i en grup, prèviament es treballen les habilitats cognitives i seguidament es passa a valorar el dilema.

1. Es presenta a tot el grup un dilema moral que sigui adequat a l’edat i maduresa del grup. En l’apartat 6 se n’ofereixen alguns. Es pregunta al grup què farien ells en el lloc del protagonista del dilema. En aquest primer moment no s’admeten discussions, només "sí", "no" o "no ho tinc clar". La resposta es dóna a mà alçada i, naturalment, no és possible abstenir-se. Fins i tot s'ha d'insistir perquè el grup dels qui dubten sigui el més petit possible o no existeixi, de forma que s'incorporin al "sí" o al "no", segons la inclinació de cadascú i encara que no n'estiguin segurs.

2. Si hi ha diferència d’opinions (no cal que sigui meitat i meitat, n’hi ha prou que un grup de cinc o sis dissenteixin), es formen “grups homogenis”, és a dir, dels qui opinen el mateix. Aquests grups no han de passar de cinc persones i se’n fan tants com calguin. Se’ls deixa uns cinc minuts aproximadament, perquè escriguin les raons que tenen per dir sí, o no, o no ho tinc clar. Aquest moment és molt important: es tracta de no deixar-se portar per una intuïció visceral, sinó raonar individualment el propi judici i decisió moral.

A continuació, tots els grups es reuneixen i cadascun llegeix les seves raons. Quan tots els grups les han llegit les seves raons, l’educador va donant la paraula a qui vulgui dir alguna cosa; és la discussió general, que pot allargar-se tot el que calgui i segons el temps disponible. L’educador pot fer alguna reflexió, si veu que la discussió decau, però no ha d’imposar al final la seva opinió; fins i tot és millor que no la digui, si veu que, per la seva autoritat, influirà en els altres. Cal recordar que no es tracta d’inculcar valors ni esquemes de raonament moral, sinó de contribuir al creixement d’aquests valors en l’alumnat.

També vam parlar de valors.

Tant a l’escola com en grups de joves o adults, per a l’educació en valors s’han de tenir molt clars els objectius que es desitgen.
Tots els autors que escriuen actualment sobre educació ètica coincideixen que els objectius que l’educador s’ha de proposar són aquests:

· Educar en l’empatia o, com a mínim, en “l’alteritat”, és a dir, ensenyar mitjançant exercicis, discussions i reflexió individual que existeixen altres persones i que cal considerar-les i respectar-les.

· Entrenar en el diàleg, a saber escoltar i saber comunicar amb claredat el pensament propi. Es pot utilitzar la tècnica de repetir, resumint, el que l’altra persona ha dit i demanar-li que faci el mateix amb les idees que jo li exposo.

· Ensenyar a negociar, a posar-se d’acord d’una manera justa, tant amb els temes domèstics (rentar els plats, acordar l’hora de tornada a casa dels fills o on passar les vacances, etc.), com amb els temes laborals (sou, distribució de responsabilitats i tasques), o en reunions de veïns, sindicals, etc. Cal ensenyar a buscar totes les alternatives possibles i a escollir la millor, la que sigui més justa per a totes dues parts.

· Desenvolupar la solidaritat, que coneguin l’alegria de compartir les coses materials. Que participin democràticament en les discussions i en la presa de decisions. Que aprenguin a tenir en compte la seva vinculació vital amb els altres. Que superin, en la vida diària, l’autosuficiència, l’aïllament buscat, l’egoisme, l’intent d'aprofitar-se dels altres.

· Entrenar-los per a una crítica constructiva de la realitat personal i social. Que sàpiguen defensar-se de la propaganda comercial i política, de les pressions de grup, d’autoavaluar-se pejorativament, sense autoestima o al contrari, d'idealitzar-se a si mateixos, sense sentit crític realista.

· Informar-los sobre continguts de relleu moral. Concretament, que coneguin la Declaració dels Drets Humans i altres acords similars.

· Animar-los a posar-se d’acord sobre les normes de convivència que afectin tot el grup.



ENTREVISTA A MANUEL SEGURA MORALES

Entrevista a Manuel Segura, en “La Contra” (La Vanguardia, 7 de enero de 2008).

Manuel Segura, jubilado, 60 años en la pedagogía, imparte cursos sobre competencia social

"Una de cada diez cabezas piensa y nueve embisten"

Manuel de Falla fue su padrino de bautismo, y de García Lorca, amigo de la familia, recuerda su alegría y sus ganas de vivir. "Hacía teatro con mis hermanos, a los que les dedicó un poema del Romancero gitano". Creció con la mente abierta y amando con entusiasmo la vida y a sus semejantes. Se formó en Barcelona e Inglaterra y fue durante muchos años profesor de psicología en la Universidad de La Laguna, pero siempre luchó por la reinserción de los delincuentes juveniles. Sus programas sobre educación primaria y secundaria que imparte a maestros en Catalunya y otras comunidades siguen mejorando las aulas, aboga por el pensamiento crítico, el aprendizaje lúdico y por trabajar las emociones.

IMA SANCHÍS - 07/01/2008

Nací en Granada y vivo en Almería. Soy jesuita. Me preocupa el individualismo, la falta de solidaridad. Soy doctor en Pedagogía. Viví 10 años en el Chile de Allende y 6 en el Paraguay del dictador Stroessner, que decía que nosotros éramos peces rojos nadando en agua bendita

¿Con qué programa educativo soñaba a los 30 años?

Con uno que pudiera recuperar a los marginados.

¿Lo llevó a cabo?

Sí, primero en reformatorios y luego se extendió a la primaria y secundaria. La idea básica es que, para que alguien sea persona, hace falta saber pensar, tener control emocional y valores morales. Sin una de esas tres patas, la silla se cae.

Lo de saber pensar escasea...

Antonio Machado decía que una de cada diez cabezas piensa y nueve embisten. Hay que saber pensar alternativas y consecuencias, y ponerse en el lugar del otro.

Conocer las emociones no resulta fácil.

Uno puede ser muy inteligente, pero si no controla sus emociones, el pensamiento se distorsiona. Y en cuanto a los valores morales, si la inteligencia sirve para explotar al otro, ¿dónde está la persona?

¿Y cómo lo hace?

La pata del pensar es la más fácil porque se aprende jugando, buscando alternativas, analizando posibilidades; es muy lúdico. Las emociones son algo más difícil: en primer lugar, deben reconocerlas, porque los niños no saben distinguir si están enfadados, aburridos o tristes. Hay 60 emociones básicas que enseño a distinguir, que entiendan por qué las sienten y cómo controlarlas.

¿Acepta adultos en sus clases?

Je, je... Una de las emociones que más atacan a los adolescentes es la depresión.

¿Qué les propone?

La terapia cognitiva, detectar cuál es el pensamiento que nos produce la depresión, cada uno tiene su pensamiento favorito.

¿"Nadie me quiere"?

Ese es muy común, y "soy un inútil". Durante una semana hay que rechazarlo sin discutirlo. Luego discutirlo, si es posible con un amigo, y si no, solo. "No sirvo para nada... No es cierto: canto bien...". De manera que cada vez que aparece el pensamiento negativo termina en algo positivo. Simple.

Pero difícil. ¿Lo enseña en las escuelas?

Sí, empecé hace unos quince años en Canarias y ahora mi programa se está aplicando en toda España. ¿Sabe lo que pasa?

¿Qué pasa?

Nuestra sociedad educa en el individualismo y la competencia, pese a que las empresas piden gente que sepa trabajar en equipo. Los jóvenes son impacientes, lo quieren todo ya, y cualquiera que se oponga se convierte en enemigo. Tienen una falsa seguridad en sí mismos y poca autocrítica. Eso hace difícil la educación, porque falta la comprensión del esfuerzo por conseguir algo.

¿Hoy los niños se hacen antes adultos?

Tienen un acceso a la información mucho mayor, pero eso no los hace más maduros. Te hace maduro el comprometerte, algo que hoy se aborrece porque parece que sea lo opuesto a la libertad. Hay que educar en valores: justicia, amistad, responsabilidad, sinceridad, bondad..., eso es convivir.

Lo que pasa es que la justicia es utopía.

Lo que pasa es que cada vez somos más conformistas. Hoy, los grandes ideales de muchos jóvenes son tener un trabajo, un coche y un piso. Su respuesta ante que el 75% de la humanidad se esté muriendo de hambre es que es su problema y que siempre ha sido así. Están abandonando ese sentido de justicia que sólo conseguiremos participando.

¿Propone a sus alumnos dilemas morales?

Sí, planteo el método de Kohlberg, que afirmaba que la moral no se puede imponer, se llega a ella a través de los dilemas: ¿le dejo mi pelota pese a que él no me dejó la suya?

Interesante.

Se plantean opciones y se escoge. Así se va avanzando por seis estadios formativos: el primero corresponde a la moral impuesta.

... Ahí nos hemos quedado todos.

Sí, en las multas y las prohibiciones. Pero seguiría el descubrimiento de la ley del talión (alrededor de los 7 años). Responder a las expectativas de los demás: agradar (12 años). Responsabilidad y autonomía (20 años). Y luego reconocer y luchar por el derecho de todos, y sentirse un igual.

... Eso son palabras mayores.

El problema empieza en la familia: los padres no saben si decirle a su hijo que devuelva la bofetada o que sea paciente y solidario.

Es que no es fácil.

Tenemos la idea de que sólo hay dos posibilidades: dejarse pegar o pegar, ataque o huida; pero también existe el diálogo. Yo creo en la persona, y sé que incluso los jóvenes delincuentes tienen un centro sano, hay que llegar a ese centro. Sabemos lo que hay que hacer para formar personas y no lobos.

¿Cómo se enseña a dialogar?

Mediante los cuatro pasos para resolver conflictos: diagnosticar el problema, buscar alternativas, pensar en las consecuencias y ponerse en el lugar del otro.

¿Y si el adolescente es contestatario?

La adolescencia es un momento de desencanto, ya no todos los sueños son realizables. Y tienen el deseo fortísimo de ser aceptados, pero ya como adulto. Les gusta que los trates como si tuvieran 20 años, que les des responsabilidad y te fíes. Pero como el cambio sucede tan deprisa, los padres los siguen tratando como a niños, se imponen.

En esencia, ¿en qué consiste educar?

Mucho cariño, es decir, paciencia, y normas claras, y a medida que va creciendo, más y más diálogo. Ser persona es relacionarse.